Nataly Rise, una enfermera, de 46 años de edad, murió en Idaho, Estados Unidos, tras rechazar la vacuna contra el COVID-19 y contraer el virus.
Dejó huérfanos a dos niños con necesidades especiales, por quienes dejó de ejercer su profesión para dedicarse a ellos tras presentar el síndrome de Joubert desde que nacieron.
La mujer insistía a su familia que no se vacunaran porque no había suficientes estudios sobre las vacunas. Su madre también murió por el COVID-19.
Fuente:CNN
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