“Aun cuando hay dos formas naturales de “curarse” -y ambas han sido usadas por hombres y mujeres desde épocas inmemoriales- yo prefiero la cura con viento.

Sube a la silla y cuando estés allí, fuera de tu campo de visión habitual, (de tu ensimismamiento y dejes de mirar-sentir desde tu ego herido) déjate abrazar por el viento; puedes hablar con él o simplemente dejar que se lleve todo aquello que ya no deseas en tu vida, tu cuerpo sabrá lo que debe hacer pues la cura de los “males modernos” viene en tu memoria genética, lo demás es cosa del viento.

La otra cura es con la tierra, pies descalzos y ambas manos metidas en ella; ya que tus manos estén completamente cubiertas entrégale a la tierra lo que ya no quieres tener dentro de ti.

La naturaleza siempre ocupó un lugar primordial y sagrado para las culturas ancestrales.

Prefiero bañarme de viento que consumir un antidepresivo porque no se trata de dormir las emociones negativas sino de dejarlas ir…”

Del muro de Casa Luz

La mejor cura es con los elementos, agua, tierra, fuego, aire.

Deja que el viento se lleve tu males y te de un muy lindo apapacho.

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